15 dic 2012

Tres razones para hablar de sexo




“Y conocerás la verdad, y la verdad los hará libres.” (Juan 8:32)

Es muy importante como cristianos hablar de este tema, por tres razones: No decir nada al respecto es alimentar la ignorancia. 

Muchas personas han creído y creen que no se debe hablar de esto, debido que el silencio transmite la idea de que se trata de algo oscuro, malo y oculto, el sexo no tiene nada de malo en sí mismo, Dios lo diseñó, Él con toda su santidad lo ha creado.

La Palabra de Dios dice bastantes cosas al respecto y podemos hoy encontrar el soporte de libros cristianos y hasta seculares que afirman que la Biblia tiene razón en sus recomendaciones. 

De sexo sí se debe hablar porque hay mucho que aprender de los mejores planes del cielo para la sexualidad.

El mundo habla demasiado al respecto.

Si los líderes, pastores, los padres no dicen nada, los jóvenes solo tendrán como base lo que escuchan en los medios de comunicación, por favor, no te quedes con lo que dice MTV, Ricky Martin, las canciones románticas del momento, etc.

El mundo habla demasiado al respecto pero siempre dice lo mismo: “Hay que satisfacer las ganas” y “Sexo y amor son la misma cosa”. Dos mentiras con consecuencias tristes. No se puede ni se debe antes del matrimonio.

Nosotros tenemos la verdad.

¿Quién mejor que Dios para decir qué es lo que nos conviene? Las personas tienen la idea equivocada  de que Dios da mandamientos aburridos y sin sentido que solamente tienen como fin mantenernos a raya y preocupados, aburridos. ¡Nada más lejos de la realidad!

Dios quiere lo mejor para nosotros sus hijos, y cuando nos dice que algo no nos conviene es porque en realidad es así. Vivir en los planes de nuestro Dios es lo más inteligente que podemos hacer por nuestro futuro.

Jesús es la verdad total, todo lo que Él nos recomendó es una receta para tener una vida exitosa. 

Podemos hablar de sexo y es necesario hacerlo; pero lo mejor es hablarlo con personas que posean una perspectiva cristiana y experiencia, sobretodo sabiduría, como papá y mamá, o como los líderes de la iglesia.

Te pregunto:
¿Con quién puedes hablar de Sexo?
¿Cuándo te animarás a hacerlo?

Pidamos a Dios, y demos gracias por el regalo de la sexualidad. Que sea Él quien nos ayude a administrarlo bien de manera que podamos ser felices y no tomar ninguna decisión que nos lastime.

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