28 sept 2011

Cuando no entiendo



Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes -Afirma el Señor-, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11
No funcionó. Después de tres intentos no funcionó…. ¡de todas maneras nací! Mis padres intentaron quitarme la vida tres veces antes de que yo viniera al mundo. Y que quede claro, dije tres veces. Luego, un nublado 22 de diciembre de 1995, con humedad y calor, mis padres se separaron. Lo único que yo podía hacer era preguntar: “¿Porqué?”, “¿Por qué a mí?”, “¿Por qué a mi familia?”.
No le encontré sentido a todo eso. ¿Por qué tenían que divorciarse mis padres? Yo nunca soñé con eso; yo quería una familia unida, no un par de padres divorciados y mucho menos que mis hermanos y yo fuéramos causa de pleitos legales en lugar de alegría. Años después a casa de mi hermano mayor entraron 3 personas a golpearlo y lo arrojaron de una tercera planta, tan solo pudimos llevarlo al hospital…. Pero tampoco lo entendí. Pocos meses después un vehículo de carga pesada arrolló a mi hermana menor. Sabía muy bien que ellos se encontraban en un mejor sitio: pero no podía comprender por qué se habían ido. No es el sueño de nadie la muerte de un ser querido.
Dios utiliza formas, extrañas a nuestro entendimiento, para moldearnos para sus propósitos. En esos días de dolor, cuando lo que pasa no tiene sentido, no olvidemos que nada de eso ha logrado mover ni una sola décima de centímetro al Creador de Su trono.
Dios sigue teniendo el control sobre lo que sucede. El ser humano hace cosas que no debería hacer y eso tiene consecuencias, pero Dios sigue haciendo de lo malo algo bueno.
Con esto no estoy diciendo que disfrute lo malo que ha ocurrido, pero estoy comprendiendo años más tarde, que aunque todo se vea nublado, Dios sufre por lo que ocurre de este lado, y sí tiene claro a dónde quiere llevarnos.
¿En quién podemos confiar cuando no entendemos lo que ocurre a nuestro alrededor? Tú sabes la respuesta a mi pregunta. Este mundo me ha enseñado que puedo hacer todo con mis propias fuerzas; me ha adiestrado a renegar por aquellos sucesos que no logro entender. Pero le pido a Dios cada día que me enseñe a creer, a confiar en Él de tal forma que dependa única y exclusivamente de Él. Que en medio de lo nublado que parezca el panorama me permita ver los sueños que Él tiene para mí.

14 sept 2011

Alguien tiene que bajar


Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Filipenses 2:8

Alguien tiene que bajar, alguien tiene que ceder. Hoy en día ya no queremos ser humillados, solamente exaltados… queremos triunfos pero no queremos sacrificios, queremos fidelidad pero no somos fieles, queremos cambios, pero no cambiamos nosotros primero para ver eso en los demás, queremos ver mejor nuestra familia, pero no nos acercamos a ellos, queremos ver que todos lleguen a los pies de Cristo, pero pocos… quieren IR, pocos queremos ceder.

¿Qué estamos haciendo hoy en día por Cristo? ¿Estamos pagando verdaderamente el precio? ¿Nos estamos humillando? ¿Estamos cediendo? ¿Qué cambios estamos haciendo en nuestra vida? Tantas preguntas que hay por hacer, yo todos los días me hago preguntas, y preguntas que muchas veces ni yo sé que responderme.

Nos molesta todo, nos enojamos, discutimos, peleamos, debatimos, dentro y fuera de la iglesia, cuando Dios nos manda a que seamos “mansos” y “humildes” de corazón. Es difícil, no miento, yo tengo mi carácter y tu (tu que lees esto) también.

Dime, cuantas personas de tu familia no han recibido a Cristo como su salvador personal? ¡MUCHISIMOS! Así es en mi caso también, tengo familiares que aun no quieren ese reto, y no es porque no quieran, sino que….NO CEDEMOS.

Queremos que nuestros familiares lleguen al arrepentimiento, pero nosotros no damos un buen ejemplo, no nos humillamos, antes, cuando recién entre a la locura del evangelio, para mí era difícil, tanto por mi carácter como en mis actitudes, de soberbia, de arrogancia, de orgullo y mil cosas más que con el tiempo me fui sacando, fue como sacarme un vicio, nada fácil, pero no imposible. Yo al principio recibía mucha crítica, humillación, pero era soberbio, y hoy que comprendo la muerte de nuestro salvador le doy más significado a mi comportamiento, a mi carácter, a mis ganas de seguir hablándole a un mundo al cual Dios nos dijo ID..

No sé tú, pero yo he visto casos donde mis vecinos, amigos, familiares, casados, tienen tantos conflictos, por el simple motivo que NINGUNO (en el matrimonio) se quieren bajar, nadie quiere ceder, los dos están renuentes. Mi pareja siempre cedió a mi comportamiento y aun así lo hace, me trata con mucha amabilidad, con mucho cariño, con mucho respeto, pero yo no entendía eso, no quería ceder, quería que se hicieran las cosas como yo quería, y yo digo.. ¿Cómo pueden llegar ellos a los caminos de Dios, si somos así?. En el caso de los jóvenes (que yo sigo siendo uno de esos), con nuestros padres no creyentes, suele suceder, no queremos ceder, no queremos bajar.

Hoy en día no solamente en estos casos, sino también dentro de la congregación, pasamos por pruebas con hermanos, pasamos por cosas que quizá nosotros no provocamos y no queremos humillarnos, queremos ganar siempre, pero nunca perder con honor, con honor de saber que Dios más que los hombres saben la verdad.

El más sabio es el que pide perdón primero, el más sabio es que se humilla primero. La clave: Tienes que pedir perdón (te guste o no) tenemos que ser personas maduras, sabias, que cedamos, no vamos a caer en los mismos errores de nuestros padres, renunciemos! Tenemos que bajar (ceder)

Un ejemplo claro es Jesús. Hebreos 5:8-9 El se humillo a lo sumo (cedió), se humillado porque luego serás premiado. Él obedecía, no te olvides del respeto, amemos a Dios, y a los hombres, porque nosotros tenemos que bajar.

Recuerda que Dios premia tu obediencia, cuando tú bajas. Si tú no sabes obedecer las órdenes vas a fracasar

La clave es que bajes, que te humilles.

Es tiempo de decirle a nuestros familiares, cuando importantes son para nosotros, es momento de ir y ser amigos de ellos, de aquellos que aun no conocen de Dios, no de un Dios de 4 paredes sino de un Dios que quiere relacionarse con ellos, si tienes algo contra alguien perdónalo, perdonar es de valientes y los valientes son aquellos que arrebatan las bendiciones que Dios tiene, Dios espera lo mejor de nosotros, lo mejor de ti, lo mejor de mi, cedamos, humillémonos, seamos como Jesús, que a pesar de que fue escupido, abatido, humillado, le gritaron, lo golpearon, nosotros, seamos un digno ejemplo, de decir con orgullo y con valor que si somos hijos de Dios.

Camina, se valiente, mientras tengas fuerzas predica, mientras tengas fuerzas demuéstrale al mundo, que con Dios si se puede, que todo lo podemos en el, pero dejemos de ser religiosos, seamos mansos, humildes de corazón, amemos a nuestros amigos, vecinos, familia, sean o no cristianos. ¡Busquemoslos!

2 sept 2011

Espíritu de juegos mentales.



“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” Proverbios 23:7

Es hora de confesar otra vez: hubo un punto en mi vida cristiana en el que comencé a luchar para creer ciertas cosas. Empecé a dudar si lo que estaba haciendo con mi vida y mi ministerio en verdad era lo que Dios quería que hiciera.

Sentía que estaba perdiendo de vista la visión que Dios me había dado. Como resultado, me volví miserable. La duda y el no creer siempre producen miseria.

Después me vino una frase a la mente, por dos días seguido: espíritu de juegos mentales. No le presté atención a esta frase la primera vez que entró a mi mente. Pero me seguía acordando de las palabras. Pensé en todos los trucos y estrategias que Satanás utiliza en contra de los creyentes para confundir, nublar y contaminar sus mentes. Así que comencé a orar por la derrota de los espíritus de juegos mentales en mi propia vida y en todo el Cuerpo de Dios. Después de sólo unos minutos de oración, sentí una gran sensación de alivio, de ser rescatado de un ataque sobre mi mente.

Fue un sentimiento dramático y estaba agradecido por la sensación de liberación que Dios me dio. Ahora, tal vez te estés preguntando: “¿Pero que son los ‘espíritus de juegos mentales’? suena como algo de una novela de fantasía.

Piensa en este concepto de la siguiente manera: Los espíritus de juegos mentales son como semillitas que Satanás siembra en tu mente. Con el tiempo, estas semillas se convierten en malas hierbas, malas hierbas de duda, de inseguridad, de incredulidad y de cinismo. Esto contamina y llena el paisaje de tu mente. Se enrosca en tu mente, apretándola, irritándola. Te comienzas a sentir muy mal.

Si sientes que en tu mente crecen este tipo de malas hierbas, es tiempo de que saques tu máquina espiritual para deshacerte de ellas, por medio de creer y confesar en la Palabra de Dios. En Juan 8, Jesús prometió: “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (Versículos 31-32).

En otras palabras, la Palabra del Señor puede hacer que tu mente esté libre de las malas hierbas. Eso fue como funcionó para mí. Antes de que Satanás comenzara a jugar con mi mente, yo creía que aunque era un hombre Madrid, España, que no provenía de un pasado sobresaliente, Dios todavía me podía utilizar alrededor del mundo, compartiendo los mensajes prácticos y libertadores que Él me había dado. También confiaba en que tendría un ministerio juvenil, radial, que Dios me usaría para sanar enfermos, yo cría todas estas cosas y muchas otras cosas maravillosas que Dios había puesto en mi corazón.

Entonces llegó el ataque satánico. Después de un tiempo, ya no podía creer en casi nada. Comencé a decirme a mí mismo: Lo más probable es que sólo inventé esos sueños con respecto al ministerio, es posible que ni sucedan. Pero después de haber orado, esos espíritus, esas malas hierbas desparecieron. Y ya que se habían ido, regresó precípitemente la habilidad para creer lo mejor para mi vida y mi ministerio.

Decide creer

Cuando algunas personas escuchan la palabra “CREER”, lo asocian con una emoción. Pero aunque el creer puede traer consigo algunas emociones, es más que un sentimiento. El creer es una decisión. Un acto de voluntad. El creer es perseverar y seguir el plan de Dios aún cuando nuestras emociones están agotadas, aún cuando le falta entendimiento a nuestra mente. El creer va más allá del entendimiento. El seguir la convicción de tu corazón, aun cuando tu mente está quedando atrás, o está discutiendo consigo mismo. Es importante entender el significado verdadero del creer, porque muchas veces nuestras mentes se niegan a creer lo que no pueden comprender.

Observa que es crítico en lo que dice su Palabra, aun cuando no entendemos por completo todos los por qué y los cuándo y los cómo, porque los caminos de Dios son más altos que los nuestros, y su entendimiento es mucha más que el de nosotros.

Si estás leyendo esto de noche, mira las luces a tu alrededor. ¿Comprendes todas los complejos de la electricidad y los circuitos que crean la luz a tu alrededor? Lo más probable es que no. Pero de todas maneras puedes disfrutar de ella y beneficiarte de la iluminación.

Piensa acerca de la historia de Abraham. Si él hubiera visto solamente las realidades físicas, los hechos médicos difíciles de aceptar, no hubiera tenido razones para creer en la promesa que Dios le hizo. Pero en lugar de eso, creyó en Dios y fue recompensado grandemente por su creencia: Él es el padre de toda la gente judía. Es muy probable que veas a algunos de los descendientes de Abraham todos los días, ya sea en persona o a través de los medios de comunicación.

El diablo tiene bastantes semillas que quiere sembrar en tu mente. Pero tienes por medio la Palabra de Dios, su amor y poder, para cortarlas, arrancarlas o no permitir que echen raíz desde un principio.