19 mar 2011

¡Firmes Contra El Diablo!


Ni den cabida al diablo (Efesios 4:27)

Si tú le das lugar al diablo, él lo tomará. Tienes que estar alerta y mantener el escudo de la fe en alto porque si no lo haces, él se volverá y te arrebatará el terreno que tú acabas de tomar.

Hay personas que han recibido sanidad y han vuelto a sus antiguas formas de pensar sobre la enfermedad. Han dejado menguar la fe y le han abierto una brecha al diablo. Cuando el enemigo viene con un viejo síntoma no están preparados contra él. Son víctimas del contraataque del diablo.

¡Tú puedes afirmarte con éxito contra las asechanzas del diablo! Pero antes de hacerlo, tienes que tomar tres decisiones fundamentales.

1) Primero, tienes que hacer a la Palabra de Dios la autoridad final en tu vida. <<Alinee su pensamiento con lo que dice la palabra>>

2) Tienes que decidir qué vas a vivir tu vida por fe en lo que Dios ha dicho. <<La Biblia dice: “La fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios,”>>

3) finalmente, tienes que decidir vivir en el amor de Dios porque la fe obra por el amor. <<Sin amor, tu fe no funcionará. Sin la Palabra, tú no puedes tener fe>>

Así que no trates de tomar una de estas decisiones sin las otras dos. Necesitas hacerlas todas. ¡Este estilo de vida de la Palabra, la fe y el amor te mantendrán en una posición de resistencia contra el diablo!

Te sugiero que estés a solas con Dios y ores: “En el nombre de tu hijo Jesús, me comprometo desde este día en adelante a vivir por la Palabra de Dios, a vivir por fe y a vivir por el amor de Dios.

¡Decide hoy no darle ocasión al diablo!


Lee y Medita: San Juan 15:7-12


17 mar 2011

Comienza a sembrar



Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. 1 Pedro 1:23

Puede que realmente no te emociones con la palabra de Dios hasta que comprendas que ella es más que una colección de promesas divinamente inspiradas. Es una fuerza viva que lleva literalmente dentro de sí el poder para hacer que esas promesas sean una realidad en nuestra vida.

¿Es difícil para ti creer que tal cosa es posible?

No lo debería ser, en el mundo naturalmente lo puedes ver todo el tiempo. Si yo pusiera una semilla de tomate en tu mano y te dijera que dentro de esa pequeña semilla seca yace el poder para producir un tallo mil veces más grande que la semilla, para producir hojas, raíces y tomates rojos, no tendrías ningún problema en creerlo. ¿Verdad?. Por experiencia aunque esa semilla pequeñita no parece una fábrica de tomates, de algún modo, dado el ambiente propicio, llegará a ser una.

Jesús dice que la Palabra de Dios funciona por ese mismo principio. Hay poder milagroso dentro de ella. Es una semilla que, una vez sembrada por fe en un corazón humano, producirá más bendiciones de las que te puedas imaginar

Una vez que entiendas eso, te entusiasmaras con la Palabra de Dios. Eso me paso a mí. Hace más de 7 años, vislumbré lo que la Palabra podía hacer. Tuve una vislumbre del poder contenido en ella. En poco tiempo, tenía una Biblia en cada habitación de mi casa, una en mi automóvil, y una grabadora de CD’S funcionando casi siempre. Pasaba cada momento posible en la Palabra de Dios porque quería el poder de esa Palabra dentro de mí más que cualquier otra cosa en el mundo.

Sabía que removería los límites de mi vida, límites que me habían retraído y reprimido por meses y años. Sabía al leerla que no estaba simplemente leyendo, estaba sembrando semillas. Semillas de prosperidad, semillas de salud, semillas de protección y semillas de victoria en cada área de mi vida.

No trates a la palabra de Dios como un libro. ¡No lo es! Es la semilla espiritual que tiene poder sobrenatural en tu interior para producir la cosecha de una vida entera. ¡Entusiásmate con ella y comiensa hoy a sembrar!

Lee y Medita: Marcos : 4:23-32


12 mar 2011

¡Qué Comiencen Las Revelaciones!


Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad. 1 Timoteo 2:3-4

La gente hace todo lo que puede para tratar de obtener conocimiento de Dios cuando todo lo que necesita es ir a la Biblia. Dios no esconde su conocimiento de nadie. Su voluntad es que los hombres caminen en su REVELACIÓN.

Puede que digas: “Bueno, hermano Gonzales, Dios no le va a dar a todos estos pecadores una revelación” ¿De veras? ¿Por qué crees que El envía evangelistas a predicarles? ¿Por qué crees que envió Su Palabra? ¡PARA REVELAR LA VERDAD!

Por lo tanto, si quieres saber esa verdad, sólo abre La Biblia y léela. Toda la Biblia, no sólo partes que están en rojo. Esas no son las únicas partes en que Jesús habló. El habló todo lo que está en Génesis. El habló todo lo que está en Éxodo. El habló todo lo que está en Números. Todo lo que está en Deuteronomio. Todo lo que está en Levítico. Todo lo que está en Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Todo lo que está en Romanos, Jesús habló todo lo que está en el Libro. ¡EL ES LA PALABRA!

De hecho, si lees el tercer capítulo de Gálatas, descubrirás que cada promesa hecha a Abraham fue ¡PARA JESÚS! Fueron las promesas las que no trajeron. Fueron las promesas las que lo capacitaron para sanar y libertar a la gente. El no ministró por algún poder especial que nadie más podía tener. El basó Su ministerio en las revelaciones que había recibido mediante la fe en la Palabra escrita en Dios.

Cuando el diablo vino para tentarlo, Jesús no lo rechazó con una legión especial de ángeles que habían sido asignados a protegerlos porque era el Hijo de Dios. El lo combatió con la frase: “Escrito está.”

Dios te ha preparado para hacer lo mismo. El te ha dado Su Palabra escrita y te ha dado al Espíritu Santo para que la puedas ENTENDER. El está más que listo para darte el conocimiento que necesitas. Simplemente abre el Libro y deja que las revelaciones comiencen.

Lee y Medita: Juan 16:7-15

5 mar 2011

Superación


Por eso, sigamos aprendiendo más y más, hasta que lleguemos a ser cristianos maduros. Dejemos de ocuparnos de las primeras enseñanzas que nos dieron acerca de Cristo, y no sigamos hablando de cosas simples. Dejemos de hacer lo malo, sigamos a Cristo, y dejemos de pecar para no morir. Ya sabemos que debemos confiar en Dios. Hebreos 6:1 (BLA)

El esfuerzo que realizo en esta vida, los desvelos y las tareas que me gustan y las que no, traerán su recompensa. Lo que hago siempre puede verse como una rutina. Pero cuando lo hago con un propósito claro, la rutina se transforma en disciplina de crecimiento. Mi vida se supera. Me alegra ver a las personas que me acompañan en el camino de la vida y doy gracias a Dios por toda esa gente. Son como voces del cielo que me dicen ¡Bien Hecho! ¡Vamos por más!
Otras voces parecen venir de abajo. O por lo menos abajo me quieren. Parecería que les molestara mi éxito y no quieren que me supere. Yo decido no escucharlas. Si solo me señalan aquello que creen que es imposible o me juzgan de manera terminante sin tener toda la información, prefiero no perder el tiempo con ellos. Claro que si alguien se me acerca con amor y me señala un error, eso también me impulsa a superarme. Aunque puede ser incomodo que me señalen una falla, agradezco ese esfuerzo de venir a mostrarme algo en lo que puedo crecer.
Sé que al mejorar incomodo a otros que no mejoran. Pero prefiero no dejarme contagiar por la MEDIOCRIDAD de los demás. Al final, no podré ayudarlos si estoy en el mismo nivel que ellos, así que aunque momentáneamente parezca que los estoy abandonado, lo hago pensando en beneficiarlos más tarde y en cumplir con lo que Dios me ha llamado a hacer.
Siempre existirán obstáculos, pero la verdadera superación consiste en enfrentarlos y cobrar ante ellos nuevos bríos. En esta vida nada bueno es fácil. Todo lo que vale la pena requiere perseverancia y paciencia hasta ser alcanzado; es entonces cuando la superación se hace sublime, se aleja de toda vanidad y soberbia, y nos produce el gozo interior de acercarnos cada vez más a la cima que venimos persiguiendo.