12 may 2011

Nunca Caigas


Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse. (2 Timoteo 2: 15)

Muchos han estado jugando cuando se trata de la Palabra. Sostienen que son gente de fe en público. Pero en privado nunca abren la Biblia. Entonces, cuando vienen los tiempos difíciles y tratan de permanecer en la Palabra, caen en su vida espiritual.

Bueno, el tiempo de estar jugando se ha terminado. Es tiempo de que comprendamos que la verdadera fe involucra acción. Santiago 2:20 dice que la fe sin obras (o la acción correspondiente) es muerta.

Si quieres la clase de fe que te mantenga de pie cuando otros caen a tu alrededor, necesitas tomar alguna acción en lo que se refiere a la Palabra.

En primer lugar, necesitas estudiar. Tu puedes estudiar la Palabra de muchas maneras. No solamente puedes leerla, puedes profundizar en ella con concordancias, diccionarios griegos y hebreos, y otras guías de estudio. Todavía más, si tienes una grabadora, puedes pasar la mitad del día escuchando grabaciones de enseñanzas. Es sólo una manera de estudio, pero es poderosa.

La segunda cosa que necesitas hacer es ir donde la Palabra se predica. Cuando Romanos 10:17 dice “la fe como resultado de oír”, está hablando sobre la Palabra predicada. Siempre que comienzo a sentirme rodeado de problemas y se hace difícil escuchar a Dios, dejo todo y encuentro algún lugar donde pueda oír la predicación de la Palabra. He recibido más respuestas de Dios de esa manera de las que puedo contar. Aunque el predicador no haya hablado acerca de algo que esté remotamente relacionado con el asunto con el que estoy luchando, alguna Palabra de las Escrituras comienza de repente a llevar mis pensamientos en cierta dirección. Ahora comprendo: “¡Esa es la respuesta a ese problema con el que he estado tratando durante las últimas seis semanas!”

En tercer lugar, necesitas comenzar a confesar la Palabra que has oído. Encuentra la promesa de Dios que trate acerca de su situación y entonces declárala en voz alta como si ya hubiese sucedido en tu vida.

Toma la Palabra de Dios seriamente. Estúdiala. Ve y escúchala predicar. Confiésala. Conviértete en el obrero diligente que el mismo diablo mire con temor y diga: “¡Ahí está un creyente que no juega a la iglesia!”

Lee y Medita: 2 Pedro 1:3-10

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