“Como está escrito: No hay
justo, ni aun uno..” (Romanos 3:10)
Es verdad que Dios nos justificó,
que somos justos, por medio de él, pero eso no nos hace más santos, y menos
pecadores, y sobretodo no nos hace jueces de los demás.
He venido observando y
realmente callando, ciertas actitudes de muchos creyentes hoy en día, que todos
se han tomado la tarea de Juzgar y criticar, cuando realmente nadie es digno de
hacerlo, más que Dios.
Dios me dio el privilegio de levantar a muchos, que
luego me dieron la espalda, pero que al fin y al cabo aprendí, que no todo
aquel que dice ser tu amigo, o aquel hermano que dijo que no te iba defraudar, siempre suele pasarnos,
sé que no soy el único.
Y hoy quiero compartirles esto, pues realmente como
autoridad puesta por Dios, muchos se niegan, muchos no aceptan las cosas tal
como Dios las pone, se dan el lujo de hacer como quieren, y realmente parecen
peores que el mundo.
Una vez me dijo una persona que de hecho no es cristiana
por mensaje en twitter: “Sé que eres pastor y que triste que te critiquen
cuando hacías el ridículos respondiendo sus tonterías”. Los incrédulos nos ven,
y aunque se quedan en silencio ven nuestras actitudes. Un vecino me dijo también
hace mucho: El ejército que deja a sus soldados heridos o los termina de matar
son los cristianos. Y realmente tiene la razón. Pecamos: nos critican, nos
confundimos: murmuran, nos equivocamos: nos señalan.
¿Y cómo queremos ver a un pueblo que ame realmente a
Dios, si en nosotros hay ausencia de luz? Porque nos damos el lujo de criticar,
de juzgar, de señalar la falta de otros.
Se ha soltado en los últimos tiempos las indirectas vía redes sociales, por no
decirlo de otra manera, y solemos vernos tan sínicos, y tan irrespetuosos,
porque estamos atentando contra el mismo cuerpo de Cristo.
El problema es, que muchos no están bajo autoridad, por
ende, critican, chismosean, murmuran del hermano, de los siervos, y es una pena que no entiendan, lo que es
AUTORIDAD puesta por Dios.
Si Dios nos ama, y perdona, a nadie le da el derecho de
prostituir lo que el mismo Dios nos ha dicho: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. (Lucas 10:27) yo me pregunto, ¿Se amaran a ellos mismos? Porque no
aman al prójimo sino que lo dañan más de lo que quizá ya está.
Queremos cielos abiertos, queremos
bendiciones, queremos las promesas de Dios, queremos ser mejor que algún pastor que anda pecando y mintiendo, pero
murmurando, ¿Crees que Dios te va a levantar? Dios sabe porque les da los
privilegios a los demás. No vivas la vida de otros, si ellos andan pecando, si
ellos mienten déjalos, sino conoces Su vida realmente y solo porque te lo han
venido a contar, por favor, no permitas que el que vino con el chisme te haga
caer en pecado, y peor aun cuando se habla de autoridades puestas por Dios. Si
esa persona no te ayudo espiritualmente, entonces supone que no es de Dios,
pero si te ayudo en algún momento valorá eso, y pensa que también es humano y
tiene errores.
Dejemos toda murmuración, es triste aún
ver de gente que tiene en su BIO que es conferencista, líder, pastor, profeta,
y anda hablando del prójimo como se le antoja solo porque le place, Dios no se
complace en la maldad, y mucho menos en rencores solo por simples errores.
Dios al que ama corrige, entonces deja
que Él haga las cosas, y que la gente entienda. Dios así me ha corregido a mí,
y como autoridad te insto, a que basta ya de hablar de los demás, el murmurar también
es un pecado y termina quebrantando el alma. No ates a tu vida pecados los
cuales ni te vas a acordar, no seas como el perro, que vuelve a su vómito,
realmente procura ser más como Cristo, y
como siempre digo: Estar con Jesús ¡Marca la diferencia!